sábado, 1 de septiembre de 2012


BALEADO EN NOMBRE DE LOS DERECHOS HUMANOS


Las teorías más elaboradas de la comunicación señalan que el verdadero poder de los mass media está vinculado a su capacidad de imponer casos y temáticas a discutir en la sociedad.

En efecto, aquello que llaman “agenda pública” −lo que a diario nos ocupa, preocupa y por lo tanto debatimos− deriva en la mayoría de las veces de la labor informativa de los medios de comunicación social.

Pero va de suyo que existen temas y temas. 

Algunos de ellos son fáciles de abordar e, incluso, resultan políticamente rentables, mientras que otros exigen “meterse en el lodo” de lo políticamente incorrecto y aventurarse a poner de manifiesto molestas contradicciones en narrativas y relatos que la sociedad ha gustosamente comprado.

Un claro ejemplo de esto último lo constituye el poco cubierto caso de Luis Raúl Ponce, un ex comisario bonaerense que hace pocos días fue baleado por personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), al ser insólitamente confundido con César Heriberto Peralta, buscado por la Justicia Federal de Santa Fe por causas relacionadas a los años `70.

Ponce se dirigía hacia Bariloche en un Duna Weekend junto a su mujer, cuando resultó interceptado en Dina Huapi por personal de la PSA. 

Según relato de su esposa, el hombre estuvo cerca de una hora pidiendo explicaciones de las causas de su detención y resolvió finalmente darse a la fuga.

 Allí se inició una espectacular persecución por la ruta provincial 63 que finalizó con las gomas del Duna reventadas a balazos, y con Ponce corriendo por un descampado hasta que tres balas impactaron en su cuerpo tumbándolo al suelo.

No llevó mucho tiempo darse cuenta de que Ponce no era Peralta y que aquél, si bien comprometido con la justicia por una causa de otra naturaleza, nada tenía que ver con los años `70. 

No era el hombre que buscaba la endeble estructura investigativa de la PSA; no era aquel hombre por el que se ofrecían los $100.000 que llevaron al vecino de Ponce a brindar información incorrecta a la justicia.

La esposa del falso Peralta es abogada, y aseguró que realizará una denuncia contra el jefe del operativo que hirió de fuego a su cónyuge. 

El comisario de la PSA al mando, en palabras de la mujer, “estaba sacado”, lo que coincidiría con la personalidad de Guillermo Frankenberger, quien fuera jefe de la Región V de la PSA (Patagónica) donde su carácter complicado lo habría enemistado con el Director de Seguridad Preventiva y con el Director del Centro de Análisis y Control, por lo que terminaría siendo relevado de esa jefatura y enviado a Buenos Aires. 

Luego de algún tiempo en la jefatura del aeropuerto de Ezeiza, y tras acumular denuncias del personal ante la Dirección de Control Policial, renovadas autoridades lo llevaron nuevamente a Bariloche.

Comoquiera que sea, lo cierto es que, contrario a todo protocolo de detención en una zona descampada y a los Estándares de Desempeño Policial en el Uso de la Fuerza, un hombre que no suponía un riesgo para terceros, que estaba desarmado y que ni siquiera tenía posibilidad exitosa de fuga, fue blanco de una balacera que, encima de todo, lo tenía por otra persona.

Menudo escándalo quedó, para sorpresa de muchos, bajo el silencio de quienes no se atreven a poner en discusión nada que sea capaz de ensuciar la intocable “causa de los derechos humanos”, que en esta oportunidad acabó con un hombre baleado.

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